" Dieciséis años me tardé en reconocer que mi exceso de espiritualidad me estancó y me dejó paralizada, sin tomar acción, convencida de que era el universo el que me negaba la oportunidad de estar en un escenario, narrando mi historia y compartiendo todo lo que guardo en mi interior"
Estas fueron las palabras de Nicole, una valiente clienta de Estudio Teté, quien en su sesión de claridad se dio cuenta de que la única responsable de no estar donde sueña es ella misma y NO el “UNIVERSO”.
Su idea de negocio es maravillosa; cuenta con más de 15 años de experiencia, tiene su público, ha probado sus servicios, pero solo le falta dar el paso decisivo para hacer que todo esto florezca a lo grande, tal como lo imagina.
Sin embargo, existe una gran diferencia entre el emprendedor que triunfa y el que se queda atrapado en la idea; esa diferencia se llama TOMAR ACCIÓN.
Tomar acción requiere de un coraje inmenso, respeto hacia el don de la vida, claridad y lealtad a uno mismo para avanzar en el camino sin dejar que nada ni nadie te haga dudar de si tu idea es buena o mala.
He escuchado muchas historias como esta, pero lo que más me sorprende es cómo la polarización nos hace tanto daño. Soy una admiradora de la espiritualidad; de hecho, fundé Estudio Teté con la convicción de que esta es una de las grandes herramientas para el éxito en los negocios. Sin embargo, al conocer relatos como el de Nicole, me cuestiono cómo estamos comunicando, cómo estamos haciendo las cosas o cómo nos nublamos y nos aferramos a lo cómodo, a lo conocido, a aquello que nos deja en una zona de confort, sin espacio para cuestionar la vida.
Mi gran secreto de vida es que tomo acción; no me quedo con las ganas, voy tras lo que deseo. Desde pequeña supe que uno es el único responsable de la vida que tiene, que uno sostiene las riendas de su destino y decide hacia dónde ir.
Hoy quiero invitarte a reflexionar: ¿en qué o dónde estás dejando que las excusas te frenen? Las excusas son solo eso, un velo para no mirar de frente el éxito que tanto anhelas.