¿Y ahora qué hago con esta Libertad?

Todos soñamos con una libertad que vemos desde pequeños en las películas, pero nadie nos dice o nos enseña cómo es y cómo se vive en libertad. Quiero confesarte que por muchos años mi corazón y mi alma se sintieron prisioneros; yo sentía que vivía en una jaula de hierro y desde mi lugar veía cómo el mundo entero vivía en libertad. Fueron años de mucho dolor, de muchos cuestionamientos, pero también de sentir ese anhelo de que llegaría el día en que sería LIBRE.

Mi libertad fue salir de la jaula dar el paso y hacer el acto de amor más grande que he hecho hasta ahora: perdonar a quien más daño me había hecho. Perdonar, pero desde el corazón, perdonar con cada una de las células de mi cuerpo , perdonar para yo ser libre de ese dolor.

Cuando abrí la puerta de la “jaula” vi un mundo distinto, recorrí el mundo buscando mi lugar, me sentaba en las plazas de los países que visitaba y observaba a su gente, escuchaba sus idiomas, me encantaba con sus outfits, con sus formas de vivir... Amo viajar, es una de mis pasiones, pero no fui libre hasta que me rendí ante mi ego. Sentada en la plaza de mi amada comuna San Esteban; le confesé : “TE AMO, ESTE ES MI LUGAR.”Aquí está todo lo que mi alma necesita para estar en paz. Fue ese día que respiré profundo y me pregunté: ¿y ahora qué hago con esta libertad? pero fue Dios quien se encargó de hacer todo perfecto, movió cada pieza del rompecabezas y comencé a vivir en libertad.

 Esta imagen que comparto contigo es como yo me siento viviendo en libertad: me siento fuerte, firme, en paz. La libertad no es salir corriendo, es vivir en coherencia con nuestra alma, es vivir en confianza ciega, en fe, porque ya todo está escrito por la magia divina del Dios creador.